Hablar más por el teléfono celular, un cancer seguro?

Hace un tiempo alguien me pregunto que si es posible que una persona hablando por su teléfono celular durante 30 minutos diarios pudiese generar cáncer o tumores cerebrales…

Pues, dedique parte de mi día a investigar sobre este tema, dado que hasta he visto videos de gente intentando cocinar un huevo usando sus teléfonos celulares… seguramente las empresas de telecomunicaciones hayan el procedimiento o experimento altamente rentable, no es más que un chiste por las investigaciones que he estado viendo.

Lo cierto del asunto es que varias instituciones han buscado las mil y una razones para determinar si los teléfonos celulares son peligrosos… tales como

“no uses el teléfono celular cerca del auto cuando cargas petróleo/gasolina o se te incendiara el vehículo!”

Lo cierto es que las señales de radio generadas por los teléfonos celulares si pueden generar ciertas alteraciones en las células de nuestro cuerpo pero tanto como para llegar al cerebro, nada lo ha probado de un todo. Solamente tomemos los números. Nokia vende al año más de 3 millones de teléfonos celulares solamente en parte de Europa y Latino América, pero de todos sus suscriptores un porcentaje muy bajo ha sufrido de cáncer o tumores cerebrales. El número de usuarios aumenta cada año (así como el de enfermos de cáncer, pero este tema se puede argumentar fácilmente con el crecimiento acelerado de la humanidad) no se puede afirmar completamente que los teléfonos celulares terminen de generar cambios tan radicales en las células de nuestro cuerpo que terminemos con una enfermedad terminal.

Mi recomendación será tomar este tema con más tranquilidad e incredulidad que otros temas, dado que existen tantos productos en el planeta que han resultado ser cancerígenos o malignos y con el tiempo fueron cambiados o sustituidos. La tecnología con el tiempo seguirá evolucionando a un sistema más unificado, global y accesible para todos, por lo tanto los teléfonos celulares tales como los conocemos posiblemente tengan su fin próximamente para ser reemplazados por tecnologías más eficientes, baratas y facilitadoras, dejando ese fantasma del cáncer por hablar mucho en un mito que no ha podido ser probado.